Del 'asustante' y Pablo Soto al derecho a leer

21 mayo 2009
jralbendin

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, expresó su preocupación por la incipiente digitalización de los libros, una actividad que cada vez toma mayor forma en España. González-Sinde consideró que es «asustante» que los libros circulen libremente por la red porque entonces este sector cultural maduro y sólido, con pocas fluctuaciones, correrá la suerte del fonográfico y el cinematográfico.

En 1997 se publicó un artículo de Richard Stallman en Communications of the ACM cuyo título era «El derecho a leer»:

Para Dan Halbert el camino a Tycho comenzó en la universidad, cuando Lissa Lenz le pidió prestado su ordenador. El de ella se había estropeado, y a menos que pudiese usar otro reprobaría su proyecto de fin de trimestre. No había nadie a quien se atreviera a pedírselo, excepto Dan.

Esto puso a Dan en un dilema. Tenía que ayudarle, pero si le prestaba su ordenador ella podría leer sus libros. Dejando de lado el riesgo de ir a la cárcel durante muchos años por dejar a otra persona leer sus libros, la simple idea le sorprendió al principio. Como a todo el mundo, se le había enseñado desde la escuela primaria que compartir libros era algo malo y desagradable, algo que sólo los piratas harían.

Además, no había muchas posibilidades de que la SPA (la «Software Protection Authority», o Autoridad de Protección del Software), no lo descubriese. En sus clases de programación Dan había aprendido que cada libro tenía un control de copyright que informaba de cuándo y dónde fue leído, y quién lo leía, a la oficina central de licencias (usaban esa información para descubrir piratas, pero también para vender perfiles personales a otras compañías). La próxima vez que su ordenador se conectase a la red, la oficina central de licencias lo descubriría. Él, como propietario del ordenador, recibiría el castigo más duro, por no tomar las medidas adecuadas para evitar el delito.

Más tarde, Dan descubrió que hubo un tiempo en el que todo el mundo podía ir a una biblioteca y leer artículos, incluso libros, sin tener que pagar. Había investigadores que podían leer miles de páginas sin necesidad de becas de biblioteca. Pero desde los años 90 del siglo anterior, tanto las editoriales comerciales, como las no comerciales, habían empezado a cobrar por el acceso a los artículos. En el 2047, las bibliotecas de acceso público eran sólo un vago recuerdo.

Había formas de evitar los controles de la SPA y la oficina central de licencias, pero también eran ilegales. Dan había tenido un compañero de su clase de programación, Frank Martucci, que consiguió un depurador ilegal, y lo usaba para evitar el control de copyright de los libros. Pero se lo contó a demasiados amigos, y uno de ellos lo denunció a la SPA a cambio de una recompensa (era fácil tentar, para traicionar a sus amigos, a estudiantes con grandes deudas). En 2047 Frank estaba en la cárcel; pero no por pirateo, sino por tener un depurador

Precisamente en estos días, las discográficas acusan a Pablo Soto de lucrarse con el 90% de sus canciones. Pablo Soto es el treintañero creador de los programas de intercambio de archivos P2P (Blubster, Piolet y Manolito).

Segundo día de intenso juicio de las discográficas (Warner, Universal, Emi y Sony-BMG) contra Pablo Soto, el treintañero creador de los programas de intercambio de archivos P2P (Blubster, Piolet y Manolito). Las discográficas han justificado hoy los 13 millones de euros que piden al joven porque, afirman, un 90% de las canciones que se descargan en la página están bajo sus derechos de propiedad intelectual.

Fuentes:

  • «Sony BMG dedica grandes recursos a demandar a sus propios clientes por crear copias supuestamente ilegales de los títulos musicales que han comprado. Ahora, el propio gigante ha sido sorprendido robando a una pequeña empresa integrada por 6 desarrolladores.

    Diario Ti: La compañía francesa de software PointDev sorprendió in fraganti a Sony usando una clave falsa para activar una versión pirateada de uno de sus programas. Un juez francés acogió luego un recurso presentado por PointDev contra Sony BMG, ordenando el allanamiento inmediato de sus oficinas.

    Durante el allanamiento se confiscaron cuatro servidores, todos los cuales contenían copias pirateadas de los programas de PointDev.

    En un comunicado de prensa distribuido por PointDev se recalca que su demanda contra Sony no gravita en torno al dinero, sino aborda un importante principio.

    «Podríamos haber dedicado el tiempo al desarrollo»
    “Cada semana, sin excepción, debemos dedicar tiempo a ver si existen claves pirateadas de nuestros productos en Internet. Somos una pequeña empresa con seis empleados. En lugar de destinar tiempo a protegernos podríamos haber usado ese tiempo y recursos a desarrollar software», escribe PointDev en su comunicado.

    Sony BMG, por su parte, es una compañía de rango mundial, con decenas de miles de empleados. La compañía es propiedad del gigante electrónico japonés Sony y el gigante mediático alemán Bertelsmann.»

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